
Homenaje a Santiago Rojas, un artista excéntrico y creador único que transformó la casa de su abuelo en Envigado en una obra de arte viva y en constante evolución. Influenciado por su legado familiar de imagineros y talladores, Santiago desarrolló un estilo propio que integraba materiales recuperados como madera, piedra, vidrio y objetos cotidianos, convirtiéndolos en arte acumulable. Su casa, concebida como un espacio de experimentación y creatividad, refleja su conexión con la naturaleza y su rechazo a la repetición y las fórmulas rígidas. Santiago trabajaba con libertad espiritual, sin buscar reconocimiento mediático, y veía su labor como una conversación con Dios, similar a los escultores anónimos de la Edad Media. Su obra, marcada por la emotividad y la inspiración del momento, nunca tuvo un final definido, siendo un testimonio de su visión artística y su dedicación al trabajo por el trabajo mismo.